Soy una persona bastante maniática y supersticiosa. No me avergüenzo, aunque sé que la superstición es una actitud un poco obsesiva y me he ido corrigiendo con los años. Pero cuando supe que estaba embarazada, volvieron a mí algunas viejas costumbres. Una de ellas fue no decorar la habitación del futuro bebé y tratar de comprar lo mínimo posible antes de que naciera. Me daba un escalofrío solo pensar en que hubiera cualquier problema y tener que volver a remodelar la casa.

Cuando veía esas películas típicas de Hollywood en la que las madres se pasan nueve meses decorando la futura habitación del bebé, tengo esa sensación desagradable. No, en mi caso ya habrá tiempo para decorar después. Y en esa fase estamos en este momento. Ahora que lo pienso con perspectiva, no cabe duda de que es más práctico dedicar el tiempo libre a decorar y amueblar antes de que nazca el niño, porque una vez que está en casa ya no hay tiempo para nada. Pero tampoco me arrepiento, teniendo en cuenta mis agobios con la ‘suerte’ y los presagios.

Gracias a que mi madre me está ayudando puedo sacar algo de tiempo para la habitación del niño, aunque de momento está durmiendo en la nuestra. Una de las cosas que estoy mirando actualmente son Estores para bebes personalizados a medida. Tampoco me gustan las cosas sobrecargadas, eso de pintar toda la habitación de rosa si es niña, o de azul si es niño, pero sí que decorar un poco con motivos infantiles me entretiene. 

Para mí lo más importante, no obstante, era la cuna. Tenía ganas de tener una clásica tal y como la que yo usé cuando era niña. Como tenía bastantes fotos de aquella época estuve durante un tiempo buscando por internet hasta que di con una que se parecía mucho a aquella. Así que con la cuna y los Estores para bebes personalizados a medida ya vamos avanzando. Y cuando el niño se traslade a su habitación en unos meses, todo estará listo… sin pasar agobios supersticiosos.