Yo no daba un duro por el restaurante, tengo que admitirlo. Mi amigo Paco no es mexicano, es de Cádiz y ni siquiera ha estado nunca en México, pero es un gran cocinero, un notable emprendedor y todo un show man: un tipo único que decidió que su siguiente locura sería abrir otro restaurante mexicano en una de las zonas de la ciudad con más restaurantes por metro cuadrado.

Me pidió que le ayudara con el diseño y la decoración del local: conoce mi trayectoria y sabe que soy bastante bueno en mi trabajo, pero yo tenía dudas acerca de la idea que él tenía para el local. Me dijo que no quería nada de aire mexicano, sino muy minimalista y moderno. La comida sería mexicana pero el diseño no sería étnico, todo lo contrario. Y eso fue una de las razones de su éxito.

El presupuesto era ajustado así que tuvimos que rompernos un poco la cabeza entre los dos para conseguir ese toque minimalista y cool sin gastar demasiado. Usamos mucho material reciclado, optamos por comprar bombillas decorativas LED rgb baratas para buena parte de la iluminación y colocamos un pequeño pero monísimo cartel externo iluminado que se ha convertido en todo un símbolo.

También para el mobiliario apostamos por piezas rehabilitadas de una pequeña firma amiga: todo estupendo y a buen precio. Lo único en lo que sí invertimos un poco más fue en la zona de la barra en la que se colocó un mosaico de teselas, tanto en la zona inferior como superior, que también quedó estupendo.

En definitiva, y aunque está mal que yo lo diga, la decoración del local fue un prodigio de economía de medios aprovechando las oportunidades que nos iban surgiendo: desde comprar bombillas decorativas LED rgb baratas hasta el mobiliario rehabilitado por unos amigos. En la inauguración todo el mundo nos felicitó, pero lo importante estaba por llegar: la calidad de la comida. Y con eso, Paco, no tiene rival: el mexicano de Cádiz es ahora lo más del barrio, hasta el punto que ya está pensando en nueva locura…