Si hay algo en lo que merece la pena gastar dinero es en la salud. Siempre lo he pensado así. Soy una mujer muy ahorradora que odia el derroche. Esto no quiere decir que sea tacaña que es lo que se suele pensar cuando alguien se declara “ahorrador”. Supongo que yo, a diferencia de otras personas, tengo la capacidad de diferenciar gastos decisivos de gastos disparatados. Aunque todo depende de cada persona, claro…
Pero si se trata de la salud, lo tengo claro: siempre que pueda y tenga recursos suficientes apostaré por lo mejor. Así lo hice con el centro de patologia de la mama que frecuento desde hace varios años. Soy un grupo de riesgo por antecedentes familiares y pese a que, hoy en día, la sanidad pública ofrece una buena cobertura en este sentido yo soy de las que necesita una segunda opinión porque me hace sentir más segura. Y tampoco me gusta esperar eternamente por una cita, como sucede a veces en la sanidad pública.
Buscando un espacio que diera cobertura integral a todo lo relacionado con el cáncer de mama, encontré este centro que cuenta con gran prestigio. Fue una amiga, de hecho, la primera que me habló de él. Necesitaba hacer varias pruebas y no quería retrasarse demasiado, así que acudió a este centro: todo fue rápido y profesional. Y eso es lo que yo busco en el ámbito de la salud.
Será por mi carácter de mujer trabajadora. Soy directora de proyectos en mi empresa ya desde hace unos años. Sé lo que es tener personas a cargo, sé lo que es este tener responsabilidad y sé lo que es trabajar bajo presión. Todo ello es habitual en el sector de la salud, sobre todo cuando hablamos de oncología. Cuando tuve mi primera reunión en el centro de patología de la mama para valorar sus servicios rápidamente me di cuenta de que era exactamente lo que buscaba porque sus valores son los míos: profesionalidad, excelencia y seguridad. Ahora sé que me puedo sentir segura cuando voy al médico.