Sentirse segura 

Si hay algo en lo que merece la pena gastar dinero es en la salud. Siempre lo he pensado así. Soy una mujer muy ahorradora que odia el derroche. Esto no quiere decir que sea tacaña que es lo que se suele pensar cuando alguien se declara “ahorrador”. Supongo que yo, a diferencia de otras personas, tengo la capacidad de diferenciar gastos decisivos de gastos disparatados. Aunque todo depende de cada persona, claro…

Pero si se trata de la salud, lo tengo claro: siempre que pueda y tenga recursos suficientes apostaré por lo mejor. Así lo hice con el centro de patologia de la mama que frecuento desde hace varios años. Soy un grupo de riesgo por antecedentes familiares y pese a que, hoy en día, la sanidad pública ofrece una buena cobertura en este sentido yo soy de las que necesita una segunda opinión porque me hace sentir más segura. Y tampoco me gusta esperar eternamente por una cita, como sucede a veces en la sanidad pública.

Buscando un espacio que diera cobertura integral a todo lo relacionado con el cáncer de mama, encontré este centro que cuenta con gran prestigio. Fue una amiga, de hecho, la primera que me habló de él. Necesitaba hacer varias pruebas y no quería retrasarse demasiado, así que acudió a este centro: todo fue rápido y profesional. Y eso es lo que yo busco en el ámbito de la salud.

Será por mi carácter de mujer trabajadora. Soy directora de proyectos en mi empresa ya desde hace unos años. Sé lo que es tener personas a cargo, sé lo que es este tener responsabilidad y sé lo que es trabajar bajo presión. Todo ello es habitual en el sector de la salud, sobre todo cuando hablamos de oncología. Cuando tuve mi primera reunión en el centro de patología de la mama para valorar sus servicios rápidamente me di cuenta de que era exactamente lo que buscaba porque sus valores son los míos: profesionalidad, excelencia y seguridad. Ahora sé que me puedo sentir segura cuando voy al médico.

El diagnóstico del cáncer de recto

Para realizar un diagnóstico de cancer de recto se pueden realizar diferentes pruebas. La más habitual para llevar a cabo en primer lugar es el análisis de las heces. Esta prueba se lleva a cabo mediante muestras que el paciente recoge en su hogar y que lleva a analizar para tratar de buscar restos de sangre.

Existen diferentes tipos de análisis de las heces. El más habitual se limita a detectar la presencia de sangre, pero no es capaz de determinar la procedencia de esta. Por tanto, se sabe si existen o no rastros de sangre en las deyecciones, pero no es posible saber si esta puede provenir de una hemorroide, de la ruptura de un pequeño vaso sanguíneo o de la presencia de un tumor.

Normalmente, cuando la prueba de sangre arroja resultados positivos, se recomienda realizar una prueba visual mediante un aparato de colonoscopia. De esta manera, el médico va a poder ver de una forma clara y directa el estado de la zona colorrectal y observar si puede haber algún tumor o alguna zona que presente alteraciones. En caso positivo se cogerán muestras para realizar una biopsia.

Para los casos en los que esta prueba esté desaconsejada por alguna razón, se puede realizar un estudio de heces más exacto, que analiza el ADN de los restos de sangre que se encuentran y determina de manera exacta su procedencia. Estas pruebas avanzadas se realizan solo cuando son solicitadas de manera muy específica y no es habitual que se lleven a cabo salvo si no hay otra forma de poder establecer diagnóstico.

Una vez que el diagnóstico confirma la sospecha de un cáncer es el momento de estudiar en que estadio se encuentra y analizar el estado general de salud del paciente para poder descartar o no la presencia de metástasis y decidir cuál es el tratamiento más eficaz en cada caso en función del avance de la enfermedad.

En los casos más graves en los que el cáncer está ya muy avanzado y existen metástasis lo normal es optar por tratamientos paliativos, aunque hay que decir que el cáncer de ano es uno de los que suelen detectarse a tiempo. Desgraciadamente, el principal escollo para su detección precoz es el pudor del paciente que en muchas ocasiones no quiere preguntar al médico o tiene reparos para que se examine la zona.

Batería baja 

Siempre me ha gustado dormir. Creo que necesito unas 8 horas y media de sueño aproximadamente. Menos de ese tiempo me supone estar buena parte del día cansado, sobre todo a medida que avanza el día: es como si se me agotase la energía. Se me enciende el piloto de batería baja y empiezo a dormitar. El problema es que cuanto menos duermo antes me salta el piloto.

Pues resulta que llevo unos dos años durmiendo una media de seis horas al día y jamás seguidas. Siempre me despierto en mitad de la noche. Hace un tiempo cambié de trabajo por uno de mayor responsabilidad. En principio no tenía ningún interés en cambiar de puesto, pero cuando me mostraron el aumento de sueldo me lo pensé y terminé aceptando. Lo que no ponía en el contrato es que el exceso de responsabilidad no va bien con determinadas personas…

No sé si tendrá que ver o no, pero he empezado también a tener problemas de salud. Cada dos meses o así tengo una gastroenteritis severa. Y juraría que nunca había tenido problemas de debilidad estomacal a lo largo de mi vida, al menos no como ahora. Es verdad que hay algunos antecedentes familiares de problemas de este tipo, incluso con un caso de cancer recto, pero hasta ahora no me había preocupado por ello.

Por supuesto, he ido al médico, pero todavía no existe un diagnóstico muy claro. He insistido en lo de mi cambio de trabajo y lo que ha repercutido en mi vida diaria porque por casos de algunos compañeros y amigos sé que la ansiedad laboral puede afectar físicamente sobre todo al aparato digestivo. Sin ir más lejos, hace una semana tuve que irme de trabajar antes de tiempo: me empecé a sentir mal después de comer, con mareos y vómitos. Un desastre.

Tampoco creo que haya que ponerse en lo peor, tipo cancer recto. Pero ya tengo la mosca detrás de la oreja y me estoy planteando la posibilidad de recuperar mi antiguo puesto, aunque sea a costa de ganar menos dinero. ¿De qué me sirve ganar más si estoy como estoy?

Protocolo de prevención del cáncer de colon

El cáncer de colon es un tipo de cáncer que hoy tiene solución siempre y cuando se detecte a tiempo. Por eso, avanzar en la forma en como se detecta el cancer de colon y establecer los protocolos adecuados es básico para poder salvar muchas vidas.

Hay personas que tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de colon, por ejemplo, aquellos que tienen antecedentes en su familia o que ya han tenido problemas como pólipos. Cuando estas personas tienen ya una cierta edad en la que el riesgo aumenta, lo habitual es que se sometan a colonoscopias periódicas para comprobar que todo está bien.

Una colonoscopia es una prueba que consiste en la introducción a través del ano de un cable con una cámara en el extremo. Gracias a la cámara se puede ver el interior del intestino y su estado. Para realizar esta prueba el paciente tiene que llevar una dieta especial y utilizar laxantes para que el intestino esté perfectamente limpio.

Muchas personas se ponen muy nerviosas ante una colonoscopia. No es especialmente dolorosa, pero si molesta, por lo que en la mayoría de las clínicas se opta por sedar al paciente y que de esta manera pase la prueba prácticamente sin darse cuenta.

En el caso de pacientes con síntomas que puedan corresponderse con diferentes enfermedades, lo normal es que antes de una colonoscopia se realicen otras pruebas más sencillas y menos invasivas que vayan dando pistas al médico sobre cuál puede ser el problema. Por eso, lo normal es realizar una prueba de heces para ver si puede haber sangre en ellas.

Puede haber sangre en heces por muchas causas, por ejemplo, por hemorroides internas, así que no hay que pensar inmediatamente en la posibilidad de cáncer. El siguiente paso sería la colonoscopia para poder comprobar qué es lo que causa la aparición de la sangre. En algunos casos, los médicos pueden solicitar también un análisis de sangre para comprobar los valores tumorales.

Los controles de salud periódicos y acudir al médico cuando se nota que algo no va bien son las formas de poder detectar a tiempo esta enfermedad y otras muchas. En este caso el tiempo es fundamental y puede marcar la diferencia entre arreglar el problema con una simple intervención o tener que realizar quimioterapia y radioterapia y llevar a cabo cirugías mucho más complicadas y con más efecto en el paciente.

Quiero estudiar medicina

Desde bien jovencita dejó de quejarse cuando íbamos al médico. Al contrario que otros niños, ella no protestaba si había que poner unas inyecciones. Tampoco es que disfrutase con ello, pero parecía entretenerse en el despacho del médico mirando los instrumentos: siempre fue fan del estetoscopio… Para nosotros era un alivio que una niña tan pequeña no diera guerra en el médico, pero no nos podíamos imaginar que ya nos estuviese mostrando su futura vocación.

Cuando al abuelo le diagnosticaron sintomas de cancer de pancreas terminal, fue todo un shock para la familia pero especialmente para nuestra hija que ya era casi una adolescente por aquella época. Poco a poco, fuimos aceptando la situación y, entre todos, hicimos lo que pudimos. Cuando finalmente falleció, nuestra hija no se mostró tan apenada como creíamos. Tanto es así que llegamos a creer que había tenido algún problema con el abuelo en sus últimos momentos. Todo lo contrario.

Un día le preguntamos directamente y ella dijo muy firme: “le prometí al abuelo antes de morir que cuando fuera mayor estudiaría medicina y curaría los cánceres”. La verdad es que se nos encogió el corazón. Nuestra hija se estaba haciendo mayor y había tomado una decisión sobre su futuro.

Yo siempre había pensado que lo de la vocación era algo un poco voluble. Tal vez porque yo nunca tuve una vocación muy concreta. Siempre me gustaron demasiadas cosas y ninguna. Por eso no creí que tan pronto pudiera surgir una afición que, a la postre, se convierta en profesión. Pero ahora que mi hija lleva dos años estudiando Medicina en la universidad he comprendido que no todos somos iguales y que hay personas que llevan en la sangre su futuro, por decirlo así.

Y aunque lleva poco tiempo estudiando ya demuestra que su afición por la medicina iba muy en serio. Todavía es pronto para empezar a especializarse pero ella tiene claro que se dedicara a la investigación sobre el cáncer. Y en cuánto pueda tratará de estudiar los sintomas de cancer de pancreas terminal para cumplir con la promesa que le hizo al abuelo.

¿Puedo padecer cáncer de hígado?

En el caso de padecer cancer higado sintomas iniciales y control médico son las mejores armas para asegurarse el éxito en la lucha contra este problema. Por eso, la identificación de estos síntomas es tan importante. Sin embargo, el cáncer de hígado es una de las enfermedades llamadas silenciosas, que no suelen dar dolor ni molestias hasta que no están avanzadas. Por eso hay que fijarse hasta en aquellas más sutiles, siempre sin obsesionarse, para darse cuenta de que algo está cambiando en nuestro cuerpo.

Estos son algunos hábitos que pueden ayudarnos a identificar que algo está mal en nuestro cuerpo:

-Pésate con regularidad. Es normal tener cambios de peso en determinados momentos. Por ejemplo, muchas mujeres varían uno o dos kilos a lo largo de su ciclo menstrual. Pero si se comienza a perder peso sin hacer dieta y sin haber cambiado los hábitos de vida puede ser un indicador de que algo está mal en el cuerpo y se debe de acudir al médico.

-Vigila el color de tu piel y de tus ojos. Uno de los síntomas de que algo está funcionando mal en el hígado es la ictericia. Es muy fácil de identificar porque hace que la piel y el blanco de los ojos se vuelvan amarillentos. En el blanco de los ojos es muy fácil detectar este cambio de color, por eso hay que observarlos de vez en cuando del mismo modo que nos buscamos bultos o que controlamos los lunares del cuerpo.

-Controla otros cambios. Los picores sin tener razón de ser pueden ser indicativo de que el hígado no está depurando bien las toxinas, las cuales van a la sangre y hacen que se produzca una sensación de picazón continuada. Si te pica habitualmente el cuerpo pero no tienes granos ni has estado expuesto a nada que justifique esto, consulta con tu médico, lo más seguro es que sea una alergia a algún tejido pero siempre es bueno descartar otros problemas.

Lo mismo sucede con la hinchazón abdominal. Todos podemos sufrirla ocasionalmente tras una comida pesada o porque estamos llevando una vida muy sedentaria. Pero la hinchazón continuada y las punzadas en el costado pueden estar hablando de un agrandamiento del hígado y de acumulación de líquido.

-Realiza un análisis de sangre una vez al año. Este control ayudará a tu médico a ver que todo está como es debido y a notar cualquier cambio a tiempo

Cáncer de estómago: detecta las señales

Saber como detectar cancer de estomago sería algo muy importante para cualquier médico y para la mayoría de las personas ya que del diagnóstico temprano del cáncer depende en gran medida el éxito en su tratamiento. Sin embargo, no es muy sencillo hacerlo ya que las señales del cáncer de estómago se pueden confundir fácilmente con otras enfermedades. Estas son algunas de las pistas que nos da el estómago:

-Un apetito mucho menor de lo habitual. El paciente dice que se siente siempre harto, incluso a veces horas después de haber comido. Cualquier alimento, incluso los ligeros, hacen que se sienta empachado. Esto también ocurre en otros problemas que no son tan graves.

-Perder peso sin una razón aparente. Puede parecer que perder peso es algo bueno, casi todo el mundo busca conseguirlo. Sin embargo, no es algo bueno cuando se pierde sin una razón aparente. Siempre es un síntoma de que algo va mal en el organismo.

-Dolor abdominal. A veces no es un dolor punzante y que se pueda decir exactamente donde está causado, sino un malestar difuso en la zona superior del ombligo. La persona siente que tiene ahí una presión que por momentos se convierte en dolorosa y que no se va con nada.

-Indigestiones. Las digestiones pesadas, las náuseas o los vómitos son frecuentes en las personas que tienen este tipo de problemas. También sufren con frecuencia de acidez de estómago, que puede llegar a causar reflujos y dolores. En los casos más graves aparecen vómitos que pueden contener sangre. Es importante señalar que la sangre en el vómito no tiene por qué ser roja, puede ser de color negro, por lo que muchas personas no la identifican como tal.

Cuando aparecen estos síntomas el médico mandará realizar pruebas para ver qué es lo que sucede. La presencia de anemia o de sangre en las heces pueden ser pistas que indiquen que podría haber algún tipo de cáncer. Lo habitual es que también se realicen endoscopias para ver el estado de las paredes del esófago y del estómago e incluso se recojan pruebas para analizar.

Normalmente, estas pruebas dan como resultado otra enfermedad más benigna pero que hay que diagnosticar y tratar igualmente. Problemas como el reflujo gástrico crónico pueden tener como consecuencia la aparición de cáncer en el esófago siendo una muestra de cómo un problema frecuente puede desembocar en algo mucho más grave.