Por rabas se entiende una forma de cortar el calamar en tiras anchas. Se trata de un corte diferente a los típicos aros de calamar que se han comido tradicionalmente. Las rabas son típicas de Euskadi y de Cantabria, pero hoy podemos encontrarlas en prácticamente toda España.

Mientras que los aros de calamar suelen ser algo finos y con una textura crujiente, las rabas son gruesas y llenan más la boca. Pero en ambos casos la calidad es la misma ya que el producto es idéntico. Podemos encontrar rabas rebozadas frescas o rabas congeladas para hosteleria con tanta calidad estas últimas que pueden incluso resultar complicadas de distinguir.

El problema está en que en algunos establecimientos en lugar de servir calamar sirven pota o potón, que es un producto mucho más económico y que tiene un sabor bastante menos intenso. Este tipo de “primos lejanos” del calamar son de mayor tamaño y por eso no se suelen encontrar en aros, pero es fácil imitar al calamar cortándolos en rabas.

No se pueden vender rabas y que estas sean de pota, potón o similar. Las rabas, sobre todo si no se especifica otra cosa, tienen que ser de calamar nada más. Pero es un engaño o fraude que, por desgracia, es bastante frecuente. Sobre todo, en lugares con mucho tránsito de gente como los puestos de verano en los que paran muchas personas que no comen este tipo de platos de manera habitual y que pueden incluso desconocer qué son realmente, por lo que al servirles un producto diferente no pueden darse cuenta de la diferencia.

Otra cosa es que en la carta figuran rabas de potón, ya que, en este caso, aunque el término podría no estar utilizado correctamente para los puristas, el cliente sabrá exactamente por lo que está pagando y qué se le va a servir, lo que ya no estaría siendo un engaño.

Si un cliente es consciente del engaño, puede denunciar al establecimiento para que se investigue qué es lo que están sirviendo realmente y si se está produciendo un fraude al consumidor. Si bien los productos antes mencionados pueden ser muy ricos y no suponen ningún problema para quienes los comen, el hecho de cobrarlos a un precio muy superior al que les corresponde y de hacer creer que son otra cosa, es totalmente ilegal y tendrá consecuencias para el local.