La eterna polémica de cuál de los dos alimentos es mejor o cual tiene más grasas perjudiciales parece que no acaba de aclararse. Pero para saber toda la verdad lo primero que hay que saber es qué es cada uno de los productos.

La mantequilla, la de verdad, se hace con un único ingrediente: la leche. Esta se bate hasta conseguir la mantequilla. Es así como se consigue la mantequilla central lechera asturiana. Esta marca se ha comprometido con lo natural y por tanto no añade ni conservantes, ni colorantes ni ningún tipo de E. El único ingrediente de su mantequilla es mantequilla conseguida a partir de la leche.

Algunas mantequillas pueden llevar, a mayores, sal. Pero lo indican en su envase ya que se trata de mantequilla salada. Es una opción sabrosa pero menos recomendable, ya que en la mayoría de las dietas se toma demasiada sal y esta no es muy beneficiosa para nuestra tensión arterial, por ejemplo.

Pero hay que leer bien las etiquetas porque no todas las mantequillas son tan naturales. Algunas marcas si usan conservantes, colorantes o cualquier otro añadido químico para darle un mejor color. Incluso se le añaden otras grasas.

La margarina se elabora a partir de grasas vegetales. En algunos casos puede mezclar grasas vegetales y animales. La mayoría de las margarinas que encontramos en los supermercados son de origen vegetal.

Al ser vegetales, muchas personas dan por sentado que son más sanas que las grasas de origen animal, pero esto no es necesariamente cierto. De hecho, la leche y sus derivados tienen una grasa que está considerada de las más saludables dentro de las grasas saturadas. La grasa de la margarina es en muchos casos trans, de difícil metabolización y que es muy perjudicial para el organismo.

Cuando la margarina se elabora exclusivamente con aceite de oliva o de girasol y grasas hidrogenadas la cosa cambia. Este tipo de margarinas no llevan las temidas grasas trans y son más saludables. Pero hay que leer bien la etiqueta ya que casi todas tienen añadidos conservantes, colorantes o saborizantes. Y, en algunos casos, en lugar de un aceite saludable optan por aceite de palma, de muy mala calidad y con muchas contraindicaciones.

La opción más saludable sería la mantequilla totalmente natural, seguida por la margarina elaborada con aceites buenos y grasas hidrogenadas sin más elemento. La clave está en leer siempre las etiquetas.