No hace demasiado tiempo ha fallecido el padre de uno de los integrantes de mi pandilla y como no podía ser de otra manera fuimos casi todos los amigos que podíamos ir. Aunque tuvimos una confusión con el tanatorio, ya que nos parecía ilógico que lo fueran a enterrar en un cementerio y no le fuesen a velar en el tanatorio de ese cementerio pero estábamos equivocados y le velaban en otro tanatorio al otro lado de la ciudad, menos mal que habíamos ido con algo de tiempo y pudimos ir a los dos sitios. Cuando le preguntamos a nuestro amigo el porqué de esto, nos comentó que su padre había contratado unos seguros decesos adeslas y que tenían un convenio con ese tanatorio y por eso el velatorio no era en el otro tanatorio.
El padre de este amigo mío era un hombre encantador que te contaba unas historias con las cuales te reías un montón. Lo conocí en el bar al que solemos ir siempre y en el mismo bar también conocí a un señor que era amigo suyo de toda la vida y que habían jugado al fútbol juntos cuando eran jóvenes. Pero eso sí cuando contaban sus historias del fútbol parecían hermanos porque cada uno contaba su versión de las cosas y cada uno decía que el otro mentía o que era el favorito del entrenador y que por eso jugaba. Las historias de estos dos con sus partidos de fútbol, era uno de mis temas de conversación en el bar y ahora ya no van a volver, ya que uno ha fallecido y el otro ya no viene al bar a las mismas horas a las que vamos nosotros por las noches los fines de semana. Ahora supongo que tendremos que ser nosotros los que les contemos nuestras batallitas a las nuevas generaciones para que no pasen desapercibidas como no pasaron las que me contaban estos señores. Yo también tengo mis historias de partidos de fútbol ya que he jugado desde que he tenido la edad permitida hasta que me lesioné la rodilla con casi cuarenta años.