Me gustan mucho los calendarios. Cuando alguien viene a casa seguro que piensa que tengo alguna obsesión con el tiempo porque está todo lleno de calendarios. Hay uno por habitación, y en alguna hasta dos calendarios. Bueno, en el baño no tenemos, pero nunca se sabe. En esta afición por los calendarios puede que influya el hecho de que soy un trabajador autónomo y siempre me estoy organizando y reorganizando la jornada laboral.
La verdad es que lleva tiempo organizar el tiempo, valga la redundancia. Pero es algo que me satisface. Siempre me ha gustado organizarme a mi manera, ya desde mi época de estudiante. Nunca fui a una academia de refuerzo. Si alguna asignatura se me daba mal, que las había, yo mismo las reforzaba porque no me gustaba nada que me marcaran el paso. Ahora con el trabajo pasa igual.
Tal es mi interés por la organización del tiempo que todos los años solía diseñar calendarios personalizados para la familia, tanto para la mía como para la de mi mujer. Partiendo de una base común, solía diseñar tres calendarios anuales con fotos nuestras, variándolas según el destinatario. Lo disfrutaba mucho porque siempre me gustó hacer esta clase de diseños y hoy en día es más fácil con los programas que existen online. Pero me llevaban mucho tiempo hasta el punto de que empezaba a trabajar con ellos hasta mes y medio antes de que finalizara el año para que llegaran a tiempo justo al comienzo del año siguiente.
Pero este último año lo he tenido que descartar. Tan solo solo me hecho mi propio calendario personalizado y he tenido que descartar los calendarios para la familia por falta de tiempo. Y es que cada día tengo más trabajo y ya me come parte del tiempo que dedicaba a otras cuestiones de ocio. A decir verdad, nadie me había pedido estos calendarios, más bien era una cosa que yo me acostumbré a hacer y no sé hasta qué punto la familia los apreciaba como yo. Veremos para el año que viene si consigo hacer un hueco para mis queridos calendarios.