La hora de la comida puede convertirse en una guerra en algunas casas en las que hay niños que se niegan a comer. A menudo caemos en algunos errores, como obligarles a comer o acabar perdiendo los nervios.

Estos son tres pasos básicos para actuar si crees que tu hijo no está comiendo lo suficiente.

1) ¿De verdad no come? Y no es una pregunta sin importancia, muchas veces los padres se obsesionan con que sus hijos no comen, pero en realidad lo que sucede es que no comen tanto como deberían según su criterio.

Si el niño crece normal, no tiene síntomas de estar enfermo ni presenta debilidad es porque come lo que necesita, no más ni menos. No todos los niños tienen por qué estar gorditos, pueden ser niños delgados y ser mucho más sanos que otros con sobrepeso.

2) Completa su dieta con suplmentos alimentacion infantil. Estos suplementos te garantizan que el niño tendrá todos los nutrientes que necesita y que no le faltará ni energía ni tampoco ninguna vitamina.

Es bueno que estos suplementos los tome con conocimiento del pediatra, que te aconsejará sobre la conveniencia o no de que se le den al niño. En algunos casos, por un miedo excesivo a que no estén comiendo debidamente, se acaba sobrealimentando a los niños, lo cual es también muy malo.

3) No lo presiones. El ansia porque el niño coma puede llevar a algunos padres a pasarse todo el día pensando en la comida y discutiendo con su hijo por este tema. Esto puede hacer que, al final, el niño acabe repeliendo la comida y disgustándose cuando llega la hora de sentarse a la mesa.

Los niños que son obligados a comer contra su voluntad corren graves riesgos de acabar sufriendo trastornos alimenticios, al igual que aquellos con los que la comida se utiliza como recompensa.

Si el niño no come bien, pero está sano lo mejor es dejar que poco a poco la situación se normalice y si tiene carencias, cubrirlas con suplementos. No se debe de insistir machaconamente, sino actuar con sutileza sirviéndole más a menudo aquellas comidas que le gustan y toma con más facilidad.

Recuerda que jamás debes de castigar a un niño por no comer ni premiarlo por el hecho de que lo haga, ya que así no verá nunca la comida como algo normal.