En los últimos años, he vivido en diferentes pisos y he tenido que visitar bastantes más. Tengo que decir que soy un aficionado al diseño de interiores y me fijo bastante en todo lo relativo a la decoración.
Cuando empecé a vivir de alquiler, uno de los factores prioritarios para mi era la ubicación del piso. A veces, me fijaba más en el lugar en el que estaba en la ciudad que en cualquier otra cosa. Recuerdo que uno de los primeros pisos en los que viví estaba en una zona de ocio y me entusiasmó. Bueno, más bien me obnubilé con lo que vi alrededor y se me olvidó que iba a vivir dentro de las casa, no en los bares y tiendas de la zona. Fue mi primer error. Cosas de juventud.
Aquel piso compartido era un desastre total. No solo por la gente con la que compartí vivienda (que también), sino porque era demasiado viejo. Con solo un vistazo parecía vintage, pero en las primeras semanas me di cuenta que no había nada de glamour en aquel estilo vintage. Aprendí que a la hora de coger un piso de alquiler hay que fijarse antes en el agua caliente que en el bar chulo de la esquina.
Con el paso del tiempo empecé a poner más atención en el interior que en el exterior. Buscaba sitios bien comunicados pero tranquilos. Trabajando en casa, el factor ruido es fundamental. Hasta tal punto me obsesioné con el tema que hacía un estudio de los vecinos. En plan detective, trataba de conseguir información sobre las personas que vivían cerca del piso que me interesaba para ver lo que me podía deparar. Si, por ejemplo, al lado de mi puerta vivían un grupo de Erasmus ingleses, ponía pies en polvorosa.
Otro factor que fue tomando cada vez más importancia fue el diseño de interiores. Al fin y al cabo, iba a pasar mucho más tiempo dentro de casa que fuera y necesitaba sentirme a gusto en el hogar. A veces, la simple elección del color de los muebles del salón cambia la visión de una casa. En uno de los pisos que terminé viviendo, el sofá, la mesa y la estantería eran negros y del mismo estilo y combinaban a la perfección con el suelo. Me dio muy buenas sensaciones y allí me quedé. Y dejé de pensar en los bares de la zona…