La intolerancia a la lactosa en bebés es poco común, pero existe. Cuando tu hijo comienza a tener graves problemas para digerir la leche lo normal es que se le comiencen a hacer pruebas y, si finalmente se le diagnostica que no puede digerir la lactosa, se recomendará el uso de leche en polvo sin lactosa para sus papillas y biberones.
Dentro de lo malo, no se consuela quién no quiere, hay que pensar que al menos el niño no es alérgico a la proteína de la leche, lo que haría su vida bastante más complicada. Por suerte, hoy es fácil encontrar lácteos sin lactosa para bebés y para niños de todas las edades sin demasiado problema.
Como se tiene tiempo por delante, los padres deben de informarse sobre la lactosa y en qué productos está presente. Tendrán que acostumbrarse a leer todas las etiquetas antes de darle al niño cualquier tipo de producto procesado. Cosas que en principio nadie pensaría que tienen lactosa, como los fiambres o las patatas fritas de paquete pueden llevarla porque se utiliza como conservante.
Por eso, también se encuentra en carnes preparadas como los pollos asados envasados que se venden en muchos establecimientos, no así en los pollos que se venden en asadores y que se preparan al momento. Leer las etiquetas es la única manera de estar seguros de que no se le da al niño nada que no deba comer.
Una de las cosas que suelen causar más problema es que los niños con intolerancia a la lactosa no podrán tomar muchos dulces que comen sus compañeros. Por eso, hay que acostumbra desde pequeño al niño a que no intercambie comida y que solo coma aquello que se le da en casa.
No obstante, es importante señalar que existen pastillas de lactasa que son muy útiles para los intolerantes, porque aportan la lactasa que no produce el intestino y que permiten poder comer un día fuera de casa, tomarse un delicioso helado de yogur en verano o disfrutar de una tarta en un cumpleaños. Es bueno preguntar al médico a partir de qué edad pueden los niños tomar lactasa.
Los niños intolerantes a la lactosa pueden sufrir cólicos, diarreas o meteorismos en caso de consumirla. La intensidad de las molestias variará en función del grado de intolerancia que sufran, pero no suelen ser graves, sino más bien dolorosas y molestas.